Otitis en perros y gatos: síntomas que no puedes ignorar

Otitis en perros y gatos: síntomas que no puedes ignorar

¿Sabías que las infecciones de oído, llamadas otitis, son una de las afecciones más frecuentes en perros y gatos? Desde simples molestias hasta problemas de equilibrio o audición, esta inflamación puede afectar su calidad de vida. En este artículo aprenderás qué es la otitis, por qué ocurre, cómo reconocerla, tratarla y prevenirla con explicaciones claras y fáciles de entender. ¡Sigue leyendo!

Correo: dana.malips@gmail.com

¿Qué es la otitis?

La otitis es la inflamación del oído en tres niveles: externa, media o interna. La forma más frecuente es la otitis externa, que afecta el conducto auditivo externo y el pabellón auricular. Si no se trata, puede agravarse y llegar al oído medio y, en casos graves, al interno, donde se encuentra el sistema del equilibrio. Esta progresión puede derivar en complicaciones neurológicas.

¿Por qué ocurre?

Las razones detrás de la otitis son variadas y a menudo se combinan. Las alergias, tanto alimentarias como ambientales, favorecen la acumulación de cera y la proliferación de bacterias u hongos. Los parásitos, como los ácaros del oído (Otodectes cynotis), suelen provocar inflamación intensa, especialmente en gatos y perros jóvenes.

 Además, las infecciones por bacterias como Staphylococcus, Pseudomonas o por hongos como Malassezia son comunes secundarias a estos procesos. En ocasiones, cuerpos extraños como espigas o semillas irritan y desencadenan inflamación, mientras que la forma anatómica, como orejas caídas o conductos estrechos, y ambientes húmedos por baños frecuentes, crean condiciones ideales para el desarrollo de la enfermedad.

Enfermedades endocrinas o autoinmunes, aunque menos comunes, también pueden ser causa primaria .

Frecuencia y evolución

La otitis externa es muy común en perros y gatos, especialmente en meses cálidos o tras baños frecuentes. Sin un manejo adecuado, puede evolucionar a otitis media o interna, lo cual eleva el riesgo de consecuencias más graves como pérdida de audición o afectación del equilibrio .

¿Cómo saber si tu mascota la tiene?

Si notas que sacude la cabeza o se rasca las orejas con insistencia, puede ser una señal clara. Otros indicadores incluyen secreciones oscuras o purulentas, mal olor intenso, enrojecimiento, hinchazón y dolor al manipular la zona. En casos donde la infección avanza a nivel medio o interno, pueden aparecer síntomas neurológicos como inclinación de cabeza, pérdida del equilibrio o nistagmo —movimientos involuntarios de los ojos—, que indican afectación del sistema de equilibrio. También pueden manifestarse náuseas, vómitos y cambios en el comportamiento debido al dolor o la incomodidad .

Diagnóstico veterinario

El veterinario comienza con un examen físico, utilizando un otoscopio para observar el canal auditivo y el tímpano. A continuación, toma una muestra (citología) para identificar hongos, bacterias o parásitos, y puede solicitar un cultivo microbiológico si sospecha una infección resistente. En situaciones más complejas, como cuando hay signos de otitis media o interna, se recurre a radiografías, tomografía computarizada o resonancia magnética para evaluar la extensión de la infección . En casos recurrentes o graves, también puede haber análisis de sangre y pruebas de alergia para determinar causas subyacentes.

Tratamiento

El tratamiento comienza con una limpieza profesional del oído usando productos específicos para eliminar cerumen, parásitos o residuos. A esto se añaden medicamentos tópicos combinados: antibiótico, antifúngico y antiinflamatorio, que suelen ser suficientes en infecciones externas. Si la infección es más profunda, se prescriben antibióticos o antifúngicos orales. En caso de ácaros, se utilizan antiparasitarios como ivermectina. Para aliviar el dolor y la inflamación, pueden administrarse glucocorticoides orales o tópicos. En cuadros crónicos o muy avanzados, puede ser necesaria cirugía para eliminar tejido dañado o parte del conducto auditivo.

Consecuencias si no se trata

La falta de tratamiento puede derivar en dolor crónico, pérdida auditiva incluso permanente, y aparición de otohematomas (bolsas de sangre en la oreja) debido al rascado excesivo . Si la infección alcanza el oído medio o interno, pueden presentarse desequilibrio, nistagmo, parálisis facial o síndrome vestibular.

 Además, los animales pueden volverse irritables, agresivos o retraídos por el malestar persistente.

Prevención y cuidados

Para prevenir la otitis, es esencial revisar y limpiar las orejas una o dos veces por semana con productos recomendados, evitando el uso de bastoncillos que pueden empujar la suciedad más adentro. Tras baños o paseos en agua, seca completamente las orejas y aplica una solución astringente para retirar la humedad. Mantener ventilado el canal recortando el pelo excesivo puede ayudar, especialmente en razas predispuestas. También es importante manejar alergias con dietas específicas o control ambiental. Ante los primeros signos, es vital acudir al veterinario rápidamente y mantener visitas regulares, especialmente si la mascota ya ha sufrido otitis previamente.

La otitis es una inflamación común en el oído externo que puede progresar a formas más graves si no se trata. Sus principales causas incluyen alergias, parásitos, infecciones, humedad y anatomía. Se identifica por rascado, sacudidas, secreciones, mal olor, dolor e incluso desequilibrio o nistagmo. El diagnóstico requiere examen, citología, cultivo y, a veces, estudios por imagen. El tratamiento combina limpieza, medicación tópica/oral, antiparasitarios y, en casos crónicos, cirugía. Ignorarla puede causar dolor crónico, sordera o alteraciones neurológicas, pero con una buena prevención y atención veterinaria, se puede manejar eficazmente y mejorar el bienestar de tu mascota.

Fuentes:

Síndrome Vestibular 

Otitis externa en animales

Síndrome vestibular perros

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