
El caparazón de tortugas y tortugas terrestres funciona como un escudo natural, fusionado con la columna vertebral y las costillas, recubierto de placas (escudos o scutes) hechas de queratina. Estas estructuras no solo protegen los órganos internos, sino que también reflejan el estado de salud general del animal.
Un caparazón blanco, limpio y sin deformaciones indica un entorno óptimo: buena alimentación, hidratación adecuada, exposición a luz UVB y cuidados regulares.
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Piramidismo: la deformidad visible que se puede prevenir
El piramidismo es una alteración en la forma del caparazón, donde los escudos crecen en forma de pequeñas pirámides. No se revierte una vez establecida, pero sí puede evitarse durante el desarrollo del animal. Sus causas incluyen una dieta rica en proteínas, baja en calcio, deficiencia de vitamina D3 y falta de humedad ambiental. Estudios en tortugas Geochelone sulcata mostraron que aquellas criadas en ambientes secos desarrollan pirámides pronunciadas en pocos meses, a diferencia de las de ambientes húmedos.
Prevención: ofrecer una dieta equilibrada con verduras ricas en calcio, exposición solar o lámparas UVB, mantener humedad adecuada en el hábitat y baños frecuentes. Todo esto promueve un crecimiento armónico del caparazón.
Shell rot / SCUD: detección y tratamiento eficaz
El shell rot, o enfermedad ulcerativa del caparazón (incluyendo la forma severa llamada SCUD), afecta el caparazón por bacterias u hongos que entran por heridas o descuidos de higiene. Puede avanzar hasta afectar órganos internos. Los síntomas incluyen manchas blandas, agujeros, secreciones, mal olor y estancamiento del estado general del animal.
Tratamiento en casa: limpiar con cepillo suave y solución de clorhexidina, desbridamiento de tejido muerto, aplicar Betadine o povidona yodo, dejar secar varias horas (dry docking) y repetir el proceso diario. En casos menos graves, se puede usar crema de sulfadiazina de plata u otros antifúngicos suaves.
Atención veterinaria especializada: requiere diagnóstico con cultivo, radiografía, histopatología o PCR. Los veterinarios administran antibióticos sistémicos o tópicos, desbridamiento profesional y en casos crónicos o con fracturas, reconstrucción del caparazón usando resinas o placas de fibra de vidrio. El tiempo estimado de curación puede alargarse a varios meses, con monitoreos periódicos (primero semanal, luego quincenal y mensual).
Infección emergente: el hongo Emydomyces testavorans
Este hongo del orden Onygenales fue identificado recientemente como causante de lesiones crónicas en caparazones de tortugas de agua dulce. Produce quistes epiteliales, necrosis ósea y ulceraciones superficiales o profundas, que pueden dificultar la movilidad y salud del animal.
El diagnóstico requiere PCR, cultivos o histología especializada. En cuanto al tratamiento, se investiga el uso de terbinafina administrada vía oral o bioencapsulada en lombrices como vehículo de medicación, presentando buenos niveles plasmáticos y potencial eficacia. También se consideran inhalaciones (pulso antifúngico), debridamiento y aplicación local del medicamento en lesiones.

Cuidados preventivos diarios: la base de la salud
- Mantenimiento del hábitat: limpia el tanque cada semana (cambio parcial de agua mínimo del 50 %), filtra correctamente y elimina residuos diarios. Los niveles de nitrato deben estar por debajo de 20 ppm idealmente.
- Zona de secado (basking): permite que la tortuga se seque completamente al sol o luz UVB, lo que impide el desarrollo de hongos y bacterias.
- Observación frecuente: revisa el caparazón suavemente con cepillo y agua, buscando señales precoces como manchas o grietas.
- Nutrición equilibrada: incluye verduras ricas en calcio, suplementos si hace falta, y evita aminoácidos en exceso. La relación calcio‑fósforo ideal es de 2:1.
- Chequeo veterinario anual o ante cualquier alteración para diagnóstico oportuno y tratamiento profesional.
Implicaciones para el sector médico‑veterinario y emprendimientos
- Veterinarios exóticos pueden ofrecer diagnósticos avanzados (PCR de hongos, radiografías, asesoría nutricional y reconstrucción del caparazón).
- Emprendedores de productos veterinarios tienen nicho en UVB específicos, suplementos de calcio, kits de tratamiento para E. testavorans (terbinafina) y equipos de secado controlado.
- Educadores y público general: materiales ilustrativos sobre lavado de manos post contacto, señales tempranas y protocolos caseros (siempre bajo supervisión veterinaria) fomentan una cultura de cuidado preventivo.
Un caparazón sano define la calidad de vida de una tortuga. Desde prevenir deformidades como el piramidismo hasta combatir infecciones graves por hongos emergentes, la clave está en una combinación de higiene, nutrición adecuada, iluminación UVB, observación regular y atención veterinaria cuando se requiera.
Referencias: