
Toda intervención estética que rompa la piel como la micropigmentación, el tatuaje o las perforaciones corporales conlleva un riesgo para la salud humana si no se aplica bajo estándares sanitarios rigurosos. En México, esos estándares están regulados por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), que exige requisitos legales, técnicos y documentales tanto para los profesionales como para los clientes que buscan estos servicios.
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Marco normativo esencial
Desde el Decreto que reforma el Reglamento de Control Sanitario de Productos y Servicios, se integró el Título Vigésimo Quinto Bis, donde se ubican los artículos del 224 Bis 1 al 224 Bis 16, que regulan expresamente los servicios de tatuajes, micropigmentaciones y perforaciones. Bajo ese marco legal, los profesionales deben contar con una tarjeta de control sanitario, con vigencia de dos años, para prestar dichos servicios.
La tarjeta de control sanitario para tatuadores, micropigmentadores y perforadores está registrada bajo la clave COFEPRIS-05-084 en el Catálogo Nacional de Trámites. Esta solicitud debe resolverse en un plazo de cuarenta días hábiles, y puede prorrogarse cada dos años.
En la guía recientemente publicada, Cofepris exige que los interesados acrediten preparación técnica en higiene, asepsia y primeros auxilios; presenten un manual de procedimientos donde se describan las técnicas que ofrecerán (por ejemplo, estilos de tatuaje, zonas de perforación, técnicas de micropigmentación) y cuenten con comprobantes de vacunación, currículum y certificaciones respectivas.
Requisitos, infraestructura y prácticas obligatorias
Los establecimientos que ofrecen tatuajes, micropigmentaciones o perforaciones deben contar con condiciones sanitarias específicas: área de lavado con agua corriente, espacio para esterilización de materiales, almacén exclusivo para utensilios estériles y un control formal de residuos biológicos o punzocortantes.
Los materiales punzocortantes (agujas, punzones, navajas, joyería insertable) deben ser de uso único y desechables en cada intervención. Si algún instrumento es reutilizable (no punzocortante), debe esterilizarse antes de cada uso y mantenerse en condiciones adecuadas para conservar su esterilidad. En cuanto a las tintas y pigmentos, deben ser biocompatibles con el cuerpo humano, inocuos, solubles o insolubles según el tipo de intervención, y mantenerse en sus envases originales hasta el momento del uso.
También está prohibido el uso de dispositivos que no puedan ser adecuadamente esterilizados; por ejemplo, Cofepris prohíbe pistolas para perforar u otros equipos que no puedan desinfectarse correctamente en todas sus partes.
Previo al procedimiento, el profesional debe aplicar un cuestionario al cliente para verificar su estado de salud general, posibles contraindicaciones, consumo de medicamentos o condiciones que incrementen riesgos. Además, en caso de tratar a menores de 18 años, se requiere una autorización escrita de padres o tutores y su presencia en el momento del procedimiento.
Cada procedimiento debe quedar registrado en una bitácora encuadernada y foliada, con datos detallados del cliente, técnicas utilizadas, materiales, fecha, responsables y observaciones. Esta documentación debe conservarse por al menos dos años y estar disponible para inspección por autoridades sanitarias.
Lo que debe exigir el cliente
Como consumidor, tienes derecho a pedir al profesional que muestre su tarjeta de control sanitario vigente. Ajustarse a esta normativa no es opcional, sino obligatorio. Debe entregarse un consentimiento informado donde se describan los riesgos, la reversibilidad de los efectos, los cuidados posteriores y posibles complicaciones.
Antes y durante el procedimiento, observa que se utilicen guantes quirúrgicos nuevos, cubrebocas desechables, que los utensilios sean abiertos frente a ti o estén esterilizados, que el pigmento esté en su envase original y que las instalaciones estén limpias y bien iluminadas. Si el espacio luce improvisado o poco higiénico, es señal de alerta.
Evita someterte al tratamiento si estás enfermo, con heridas, tomando anticoagulantes o fármacos que afecten tu sistema inmunológico. Si tras el procedimiento aparece enrojecimiento extremo, dolor persistente, calor o secreciones, acude a un médico. Sigue al pie de la letra las instrucciones de cuidado posterior para evitar complicaciones.
Obligaciones del profesional
El profesional debe contar con formación en técnicas de asepsia, prevención de infecciones, primeros auxilios, manejo de residuos y anatomía relevante. Debe mantener un manual de procedimientos, que describa paso a paso desde la recepción del cliente hasta la finalización del servicio, incluyendo qué materiales se emplearán y cómo se esterilizan.
Debe aplicar buenas prácticas sanitarias rigurosas, como limpieza de áreas, desinfección de superficies, manejo adecuado de residuos y control de trazabilidad del material utilizado. Asimismo, responder ante inspecciones sanitarias y mantener toda la documentación en regla (bitácora, cuestionarios, registros de esterilización, etc.).
Finalmente, el profesional debe eliminar cualquier material punzocortante usado, no reutilizarlo, evitar instrumentos imposibles de esterilizar y asegurarse de que los pigmentos sean aptos para uso humano. En caso de incumplimiento normativo, la tarjeta sanitaria puede ser revocada o sancionada.
Riesgos si no se cumplen las normas
La falta de esterilidad o el uso de insumos contaminados puede causar infecciones graves como hepatitis, VIH, bacteriemias o reacciones locales. Cuando no se controlan registros ni trazabilidad, es difícil identificar responsabilidad frente a complicaciones. El cliente queda expuesto a daños a la salud y el profesional se arriesga a sanciones, cierre del local o responsabilidades legales.
El mundo de la estética con intervención corporal ha adquirido gran popularidad, pero debe convivir estrictamente con la responsabilidad sanitaria. Conocer tus derechos como cliente y tus obligaciones como prestador de este servicio no es excesivo: es esencial para proteger la salud de todos. Si tú ofreces servicios de micropigmentación, tatuaje o perforaciones, asegúrate de operar conforme a las normas oficiales; si eres cliente, exige que se cumplan antes de confiar en alguien.