
¿Sabías que unas simples encías rojas pueden ser una señal de una enfermedad que afecta más que tu sonrisa? La inflamación de las encías (gingivitis o periodontitis) es muy común, pero sus consecuencias pueden ir desde un mal aliento persistente hasta aumentar el riesgo de enfermedades graves como diabetes o enfermedades cardiovasculares. En este artículo descubrirás por qué ocurre, cómo se detecta, cómo tratarla y por qué es clave mantenerla a raya para proteger tu salud oral y general.
¿Por qué se inflaman las encías?
La causa principal es la placa bacteriana, una película viscosa que se forma todos los días al mezclar bacterias con restos de comida y saliva. Si no se elimina mediante higiene adecuada, esa placa se endurece hasta convertirse en sarro, lo que irrita y enrojece las encías.
Hay otros factores que predisponen a la inflamación:
- Higiene deficiente: cepillarse mal o no usar hilo dental permite que la placa se acumule.
- Cambios hormonales: durante el embarazo, pubertad o menopausia las encías se vuelven más sensibles .
- Tabaquismo y algunos medicamentos alteran la capacidad de cicatrización.
- Enfermedades sistémicas y pobre nutrición: condiciones como la diabetes y dietas bajas en vitaminas pueden debilitar las defensas de la encía.
Además, existen causas menos frecuentes como infecciones virales (herpes) o por hongos, y factores genéticos o mecánicos (como prótesis mal ajustadas).
Consecuencias y repercusiones sistémicas
Una gingivitis no tratada puede evolucionar a periodontitis, una infección más grave que destruye el hueso que sostiene los dientes. Esto provoca encías retraídas, dientes móviles, mal aliento y los famosos “triángulos negros” entre dientes.
Pero lo más preocupante es que las bacterias y la inflamación pueden entrar al torrente sanguíneo y afectar el resto de tu cuerpo. Estudios relacionan la periodontitis con:
- Enfermedades cardiovasculares: las bacterias orales pueden adherirse a las arterias, favorecer placas ateroscleróticas y elevar la proteína C reactiva, aumentando riesgo de infartos o accidentes cerebrovasculares.
- Diabetes: existe una relación bidireccional: la inflamación gingival dificulta el control del azúcar y la hiperglucemia favorece las infecciones de encías.
- Otras enfermedades: la inflamación crónica se vincula con artritis reumatoide, complicaciones en el embarazo, enfermedades renales, respiratorias e incluso neurodegenerativas como el Alzheimer.

Tratamientos efectivos
- Higiene diaria: cepillarte los dientes al menos dos veces al día con pasta fluorada y usar hilo dental o irrigadores elimina la placa y previene la gingivitis .
- Visitas regulares al dentista: se recomienda una limpieza profesional cada 6–12 meses para eliminar sarro y detectar problemas temprano.
- Tratamientos avanzados:
- Raspado y alisado radicular para limpiar raíces expuestas en casos de periodontitis.
- Cirugía periodontal (injertos o eliminación de bolsas profundas) si el daño es severo.
- Antibióticos, solo cuando el dentista los indica correctamente.
Prevención: tu mejor defensa
Prevenir es más sencillo y menos costoso que tratar. Las claves son:
- Mantén una higiene constante con cepillo y seda.
- No fumes y modera el consumo de alcohol.
- Controla enfermedades crónicas como diabetes y mantén una dieta rica en frutas y verduras.
- Visita al dentista con regularidad para chequeos y limpiezas.
La inflamación de encías va más allá de una molestia local. Si se descuida, puede dañar el sostén de los dientes y tener serias repercusiones en tu salud general. Adoptar una rutina diaria de cuidado bucal, acompañada de revisiones periódicas, es esencial para proteger tu sonrisa y tu bienestar integral.
Fuentes