
La medicina geriátrica se enfrenta hoy a un momento decisivo. Con un crecimiento acelerado de la población mayor, los servicios de salud deben adaptarse para atender problemas clínicos más complejos, al mismo tiempo que se reorganizan los sistemas para ser más eficientes y humanos.
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Envejecimiento poblacional
Según la Organización Mundial de la Salud, para 2050, la población mundial de personas de 60 o más años casi se duplicará, pasando de 1.000 millones en 2020 a 2.100 millones. Este crecimiento será más marcado en países de ingresos bajos y medios.
Aumento de enfermedades crónicas y síndromes geriátricos
La prevalencia de enfermedades como demencia, osteoporosis, diabetes, trastornos cardiovasculares y otros aumentan con la edad. Además, afecciones que afectan funcionalidad, como la fragilidad, la polifarmacia, deterioro cognitivo, caídas, son cada vez más frecuentes.
Mercado farmacéutico geriátrico en expansión
Se proyecta que el mercado de medicamentos para personas mayores alcance importantes cifras para 2030-2032, impulsado por la demanda de tratamientos específicos para condiciones crónicas y por una mayor inversión en salud en países emergentes.
Principales retos
Escasez de especialistas
Hay falta de geriatras y profesionales formados en geriatría. Esto limita la capacidad de los sistemas de salud para atender correctamente las necesidades particulares de la población mayor.
Atención fragmentada y modelos de cuidado inadecuados
Muchos pacientes mayores son atendidos en unidades no especializadas. Los sistemas de salud aún no integran de forma óptima la evaluación geriátrica integral (comprehensive geriatric assessment), lo que lleva a diagnósticos tardíos, tratamiento subóptimo y peor calidad de vida.
Polifarmacia y efectos secundarios
Uno de los problemas más críticos es el uso de múltiples medicamentos para diversas condiciones, lo cual aumenta riesgo de interacciones adversas, deterioro cognitivo, caídas y hospitalizaciones.
Desigualdades en acceso a atención
En países de bajos recursos —o zonas rurales dentro de países más desarrollados— los servicios geriátricos están menos disponibles. También existen barreras socioeconómicas, culturales, y de infraestructura.
Innovaciones y posibilidades
Modelos de atención interdisciplinarios
Se está promoviendo la colaboración entre médicos, enfermeras, terapeutas físicos, trabajadores sociales, nutricionistas y psicólogos. Equipos multidisciplinarios pueden mejorar la atención funcional y psicosocial del anciano.
Evaluaciones geriátricas integrales
Herramientas sistemáticas para evaluar estado físico, cognitivo, emocional, nutricional, ambiente domiciliario. Permiten planes personalizados de cuidado.
Telemedicina y monitoreo remoto
En zonas remotas o para personas con movilidad reducida, la telemedicina ofrece seguimiento, supervisión de signos vitales, apoyo al cuidador, y reducción de traslados innecesarios.
Medicina personalizada
Adaptar los tratamientos no solo al diagnóstico, sino a la genética, comorbilidades, preferencias del paciente, su funcionalidad. Especialmente útil en depresión geriátrica, demencia, etc.
Perspectivas de futuro
- Las políticas públicas deberán enfocarse más en la prevención: actividad física, nutrición, entornos amigables con ancianos.
- Inversión en formación de recursos humanos expertos en geriatría (médicos, enfermería, terapistas).
- Uso creciente de tecnologías (IA, sensores, big data) para anticipar deterioros, optimizar tratamientos, evitar hospitalizaciones.
- Revisión de sistemas de pago y financiamiento de salud para favorecer la calidad de vida de los mayores, no solo la gestión de enfermedad.
La medicina geriátrica ya no es una especialidad de nicho: es una pieza central para los sistemas de salud modernos. Aunque existen grandes desafíos —escasez de especialistas, polifarmacia, desigualdades—, hay también avances claros y oportunidades reales. La clave estará en adaptarse integralmente, promoviendo una atención centrada en la persona, preventiva, interdisciplinaria y apoyada en evidencia y tecnología.