En tiempos en que la información fluye a velocidad digital, los mitos sobre las vacunas (especialmente las relacionadas con COVID‑19 y las enfermedades respiratorias de temporada invernal como la Influenza) continúan representando un obstáculo para la salud pública. En el presente artículo,te presentamos algunas de las creencias más frecuentes, contrastándolas con la evidencia científica.
Correo: dana.malips@gmail.com
Desde el inicio de la pandemia en 2020, ha circulado información como que “es mejor contagiarse de COVID-19 que vacunarse” o “la vacuna de Influenza provoca gripa”. No obstante, estudios revisados indican que las vacunas pasan por rigurosos ensayos clínicos y mecanismos de vigilancia post-comercialización que garantizan seguridad y efectividad. Por ejemplo, un análisis señala que la desinformación sobre las vacunas de COVID-19 plantea un riesgo especial para la vida de los niños.
Consideramos que el mito: “La vacuna contra COVID-19 puede provocarme la enfermedad”. Es una afirmación falsa. Ninguna de las vacunas ya autorizadas contiene el virus vivo que cause COVID-19 así como se transmite en la comunidad.
Otra de las creencias falsas es que “la vacuna de influenza te da gripa”. Esta vacuna inyectable contiene virus inactivados o fragmentos virales que no pueden dar la enfermedad. Estas confusiones generan rechazo o reticencia, lo que se traduce en menores tasas de cobertura y mayores riesgos comunitarios.
Otra idea errónea insiste en que si eres una persona “sana” entonces no necesitas vacunarte en temporada invernal. Sin embargo, tanto el virus de influenza como el SARS-CoV-2 pueden ocasionar complicaciones graves, incluso en personas sin antecedentes de enfermedad crónica.
Además, la vacunación no sólo beneficia al individuo, sino que contribuye a proteger a la comunidad, reduciendo transmisiones y hospitalizaciones. A su vez, existe el mito de que “la vacuna de la gripe protege contra COVID-19” o viceversa. De hecho, cada vacuna está diseñada para un virus específico y no sustituye a la otra.
Vale la pena destacar que las enfermedades respiratorias no están estrictamente limitadas al invierno. Aunque las temporadas frías favorecen la transmisión, el virus de COVID-19 ha mostrado circulación en diversos periodos del año. Así, descuidar la prevención pensando que “en verano no pasa nada” es arriesgado. Por ello la actualización periódica de la vacuna de la gripe es una estrategia esencial y recomendada anualmente.
En resumen, los mitos sobre las vacunas persisten, pero la evidencia es clara: vacunarse frente a COVID-19 y frente a la influenza es una de las medidas más eficaces para disminuir enfermedades graves, hospitalizaciones y muertes. Además, combatir la desinformación es imprescindible para fortalecer la confianza colectiva en salud pública.
Referencias