
En los últimos 30 a 40 años, la prevalencia de eczema (dermatitis atópica), asma, rinitis alérgica y alergias alimentarias ha aumentado significativamente en niños de países industrializados. Hoy, hasta un 27 % de los niños presentan al menos una de estas condiciones. Las alergias alimentarias, como las del maní o huevo, afectan entre un 4 % y un 8 % de niños, siendo más frecuentes en varones y en ciertos grupos étnicos.
Correo: dana.malips@gmail.com
¿Qué está ocurriendo?
1. Menor exposición microbiana desde la infancia
La hipótesis de la higiene propone que ambientes excesivamente limpios evitan la correcta maduración del sistema inmunitario. Estudios muestran que crecer en granjas con contacto diario a animales y polvo rico en microbios reduce alergias hasta en un 25 %.
Pero el ejemplo más llamativo son los niños Amish: solo el 7 % presenta sensibilización alérgica frente a más del 50 % del promedio de EE. UU., pese a tener genética similar a otros grupos rurales menos expuestos.
Investigadores identifican proteínas en polvo de granja que entrenan el sistema inmune. El foco ha evolucionado de la “hipótesis de higiene” a la “hipótesis microbiana”.
2. Disbiosis intestinal en bebés
Un estudio con más de 1,100 niños demostró que desequilibrios en la microbiota intestinal durante los primeros meses predicen el desarrollo de múltiples alergias antes de los cinco años.
Los recién nacidos por cesárea, que reciben antibióticos o no son alimentados al pecho, tienden a tener colonización por bacterias menos beneficiosas, lo cual eleva el riesgo de eczema, asma y alergias alimentarias.
3. Contaminación del aire y nueva alergia al maní
Una investigación australiana vinculó la exposición a NO₂ y partículas PM2.5 desde el nacimiento con mayor riesgo de alergia al cacahuate en niños, probablemente por alteraciones del sistema inmune.
Los contaminantes también intensifican reacciones alérgicas respiratorias en zonas urbanas y agravan la exposición al polen.

4. Cambios en dieta, estilo de vida y vitamina D
El elevado consumo de alimentos ultra-procesados y déficit de fibra altera el microbioma, favoreciendo inflamación y predisposición a alergias.
Además, pasar menos tiempo al aire libre reduce los niveles de vitamina D, esencial para la maduración inmune.
5. Clima y temporada de polen prolongada
Con el cambio climático, las temporadas de polen se anticipan, intensifican y prolongan. Esto incrementa la gravedad de síntomas respiratorios en niños alérgicos.
6. Introducción tardía de alérgenos
Antes se recomendaba evitar alimentos potencialmente alérgenos, como cacahuate o huevo, por etapas tempranas. Estudios recientes muestran que introducirlos entre los 4 y 11 meses reduce hasta un 71 % el riesgo de alergia al maní.
¿Qué nos enseñan estos hallazgos?
- El sistema inmune infantil se forma durante los primeros años y depende de estímulos reales (microbios ambientales, dieta, aire, etc.).
- No se trata solo de evitar infecciones, sino de asegurar exposición controlada a diversidad microbiana (animales, naturaleza, alimentos).
- Vínculo clave entre microbioma, inmunidad y tolerancia — factores como modo de nacimiento, lactancia y dieta temprana son moduladores determinantes.
Recomendaciones prácticas (familias, clínica o emprendimientos)
- Fomentar la lactancia materna exclusiva al menos los primeros seis meses.
- Evitar cesáreas innecesarias cuando sea posible.
- Reducir el uso de antibióticos sin justificación médica.
- Introducir alérgenos como cacahuate y huevo durante el cuarto al undécimo mes.
- Promover el juego al aire libre, contacto con mascotas y entornos naturales.
- Ofrecer dieta rica en fibra, baja en ultraprocesados.
- Garantizar buena ventilación y filtros de aire en espacios cerrados.
Estas estrategias tienen respaldo científico sólido y son aplicables en consultorios pediátricos, clínicas de nutrición o proyectos de salud digital.
El aumento de alergias infantiles no es un fenómeno aislado: es producto de una convergencia de vida urbana, hábitos modernos y cambio ambiental. Comprender estas causas permite ofrecer estrategias prácticas y científicas para prevención.
Referencias: